Alimentación y psicología: una relación estrecha
- Equipo Sigma Salut

- 24 oct.
- 3 Min. de lectura

Cada vez está más claro que lo que comemos no sólo afecta a nuestro cuerpo, sino también a nuestra mente y a nuestras emociones. Tanto es así, que se está consolidando una nueva disciplina conocida como “psiquiatría nutricional” (nutritional psychiatry), que explora cómo la dieta puede influir en nuestro estado de ánimo, atención, estrés y bienestar emocional. De hecho, según un artículo del Harvard Health Publishing: “Lo que comes afecta directamente a la estructura y función de tu cerebro, y en última instancia, a tu estado de ánimo”.
Así pues, alimentos ricos en vitaminas, minerales, antioxidantes y ácidos grasos saludables ‘nutren’ el cerebro y lo protegen del estrés oxidativo, mientras que una dieta alta en azúcares refinados y alimentos ultra-procesados promueve inflamación e impacto negativo en la regulación del estado de ánimo. Te contamos más a continuación.
¿Qué mecanismos explican esta relación?
Eje intestino-cerebro: Gran parte de la producción de serotonina (neurotransmisor clave en el estado del ánimo) se da en el intestino, y nuestras bacterias intestinales (microbioma) juegan un papel relevante.
Inflamación y estrés oxidativo: Unos hábitos alimentarios pobres favorecen procesos inflamatorios o radicales libres que perjudican, también, la función cerebral.
Regulación de la glucosa y energía cerebral: Los picos y bajadas de azúcar afectan al humor, la irritabilidad o la aparición de ansiedad.
Hábitos alimentarios, no sólo alimentos aislados: Estilos como la dieta mediterránea se asocia con mejor salud mental frente a los patrones “occidentales” ricos en procesados.
Cabe destacar que la dieta no es la única causa de problemas psicológicos, ya que son multifactoriales, pero sí puede tener un efecto significativo en nuestro bienestar emocional.
Alimentos que ayudan y otros que perjudican el bienestar emocional
Alimentos que favorecen el bienestar emocional
Pescados grasos (salmón, atún): ricos en ácidos omega-3, que favorecen la función cerebral.
Verduras de hoja verde (espinaca, kale), legumbres y frutas: aportan folato, antioxidantes, fibra. Un patrón elevado de frutas/verduras se ha asociado con mayor bienestar psicológico.
Frutos secos, semillas: aportan grasas saludables, magnesio, que ayudan a controlar el estrés y a estabilizar el humor.
Aceite de oliva virgen extra: dentro de dietas como la mediterránea, contribuye a una mejor salud mental. (Aunque no siempre citado de forma aislada, está en los patrones dietéticos “buenos”).
Alimentos ricos en vitamina D (huevo, hígado, pescados) y alimentos fermentados/probióticos que mejoran microbioma intestinal.
Alimentos que pueden perjudicar el bienestar emocional
Alimentos ultraprocesados, con alto contenido en azúcar refinada, grasas saturadas, aditivos: han sido asociados con mayor riesgo de síntomas de depresión o ansiedad.
Bebidas azucaradas y refrescos: en un estudio con adolescentes canadienses, se vinculó un mayor consumo de bebidas azucaradas con síntomas más intensos de depresión y ansiedad.
Dietas extremadamente restrictivas o desequilibradas: provocar deficiencias nutricionales, alteraciones hormonales, que pueden agravar la salud mental.
Una visión global de la salud: la clave del enfoque multidisciplinar
Parece evidente que la alimentación y la psicología están muy conectadas: el cuerpo y la mente no están separados en compartimentos estancos. Una alimentación saludable puede favorecer la regulación emocional, la claridad mental, la resiliencia al estrés; mientras que una “mala dieta” puede contribuir a un estado de ánimo más inestable, mayor fatiga, falta de motivación, etc.
Por ello es esencial adoptar una visión global de la salud. No basta con abordar únicamente la alimentación, o únicamente la psicología: hay que ver la persona en su conjunto (cuerpo, mente, entorno, relaciones, hábitos).
En Sigma Salut ofrecemos este enfoque integrador: un equipo multidisciplinar que contempla tanto aspectos nutricionales, como psicológicos, como físicos, desde la prevención hasta la intervención. En Sigma Salut entendemos que una intervención nutricional que ignora la dimensión emocional puede quedarse incompleta; al mismo tiempo, una terapia psicológica que no atienda los hábitos de vida (alimentación, sueño, actividad física) pierde puntos clave.
En definitiva, la alimentación y la salud mental están entrelazadas, y por ello merecen ser tratadas de forma conjunta. Unos hábitos alimentarios adecuados pueden actuar como soporte para la salud emocional, mientras que la psicología nos ayuda a entender por qué comemos cómo comemos y cómo cambiar nuestros hábitos.
Juntos, cuerpo y mente forman el binomio esencial para un bienestar pleno. En Sigma Salut trabajamos precisamente para acompañarte en ese camino integral, porque creemos que la salud no es únicamente la ausencia de enfermedad, sino el equilibrio activo de todos estos componentes.




Comentarios