Escrito por: Anna Gispert, nutricionista
Analizamos el semáforo de alimentos de Nutri-Score y otros nuevos métodos para ayudar al consumidor a la hora de hacer una compra saludable.
Estos años, la COVID-19 ha predominado por encima de otras patologías, pero no podemos olvidar los problemas de salud pública que afectan a muchos países en todo el mundo. Uno de ellos es la obesidad, que en este momento afecta a más de 650 millones de personas, con un crecimiento continuado en las últimas décadas y que ningún país consigue frenar.
Sabemos que este exceso de grasa empeoraba el pronóstico de la COVID-19, pero el cambio de estilo de vida provocado por las secuelas del coronavirus hizo aumentar también la obesidad, haciendo que ambas pandemias se retroalimentasen.
Una de las cosas que podemos hacer para comer mejor es cuidar la compra, y por eso desde hace años las políticas de alimentación estudian estrategias para facilitar la elección de alimentos y productos más saludables.
En este sentido, Nutri-Score se implantó primero en siete países europeos (Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Suiza). Mientras que aquí en España entró en vigor dentro del primer cuatrimestre del 2021.
¿Cómo funciona Nutri-Score?
Nutri-Score consta de un sistema visual formado por letras y colores, que nos indica cual es el producto de mejor calidad nutricional . El algoritmo detecta como:
Elementos negativos: la sal, las grasas saturadas, la densidad calórica o el azúcar.
Elementos positivos: las proteínas, la fibra y el porcentaje de frutas, verduras, legumbres, frutos secos y aceite de oliva o de nuez.
La tabla de valores de Nutri-Score se mide como: A-verde oscuro; B-verde claro; C-amarillo; D-naranja y E-rojo. El formato resulta muy sencillo, ya que cuanto más intenso es el color verde en la etiqueta, sabremos que el producto es más saludable. Y por el contrario, cuanto más intenso sea el anaranjado/rojo, se lo valorará como menos saludable.
Algunos grupos de interés y de presión de la industria alimentaria trabajan para desacreditarlo, ya que ningún empresario quiere ver una E-rojo en sus productos. Es por ello que Nutri-Score no solo puede servir de ayuda al consumidor, sino que incita a las empresas a la reformulación de sus productos.
Parece que este sistema puede ser interesante y útil para el consumidor, pero en la práctica puede crear confusión entre los consumidores. Y es que si se comparan productos de diferentes gamas puede dar a entender erróneamente que, por ejemplo, una Coca Cola Zero es más saludable que un aceite de oliva virgen extra, debido al resultado de los algoritmos comentados anteriormente. Al mismo tiempo, el aceite de oliva fue calificado con una de las peores notas, una D (debido a la cantidad de grasa que tiene), pero esto fue revisado y el Ministerio de Consumo lo ha excluido del sistema por no poder reflejar sus beneficios nutricionales.
Apps para escanear etiquetas de alimentos
En los últimos años, los consumidores están usando aplicaciones de móvil para escanear el código de barras y así comprobar si el producto es saludable o se trata de un ultra procesado (por ejemplo Yuka, Coco y Myrealfood).
Todas estas estrategias son útiles siempre que tengamos claro que es importante comparar productos que sean de la misma gama: galletas con galletas, yogures con yogures…
Como nutricionista, considero que una de las características de la industria alimentaria es la capacidad de adaptarse a lo que quiere el consumidor. Si potenciamos una compra más responsable con la salud y el medio ambiente, la industria innovará/evolucionará para ajustarse a tal demanda.
Por eso una de las herramientas más eficaces es la educación nutricional: priorizar una compra de alimentos que no necesitan etiquetas, y aprender a interpretar los ingredientes de lo que compramos.
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