La depresión es un trastorno que afecta a millones de personas en todo el mundo. Pero, ¿sabemos qué siente una persona con depresión? ¿A cuántas personas afecta exactamente? ¿Qué impacto tiene en la sociedad española? Te lo contamos todo a continuación.

La depresión se caracteriza por una sensación persistente de tristeza (aunque no siempre se percibe por parte de los demás), una pérdida de interés en actividades que antes nos gustaban, cambios en el apetito, problemas para dormir, fatiga, y en casos más complicados, se puede llegar a tener pensamientos suicidas. En definitiva, la depresión es mucho más que “tristeza pasajera”, es algo muy complejo que afecta tanto a la mente como al cuerpo y que condiciona significativamente la vida diaria de las personas que la padecen.
La depresión en datos
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 280 millones de personas sufren de depresión en todo el mundo, lo que representa aproximadamente un 3,8% de la población global. Las mujeres suelen tener una mayor prevalencia en comparación con los hombres, y los grupos más afectados suelen ser los adolescentes, los adultos jóvenes y las personas mayores.
A pesar de este impacto, claramente muy importante, cerca del 75% de las personas con depresión en países de ingresos bajos y medianos no recibe el tratamiento adecuado.
En España, la depresión afecta aproximadamente a un 6,7% de la población (alrededor de 3 millones de personas). Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022, un 9% de las mujeres y un 4,5% de los hombres afirmaron haber sido diagnosticados con depresión en algún momento de sus vidas.
Sin embargo, uno de los datos más preocupantes es el impacto de la depresión en los jóvenes. El suicidio es la principal causa de muerte no natural en España, con más de 4.000 suicidios registrados al año, muchos de ellos, relacionados con trastornos depresivos no tratados.
Además, en el ámbito laboral, la depresión es una de las principales causas de bajas laborales de larga duración. Un informe de la Fundación Mapfre señala que hasta el 12% de las bajas laborales en España están relacionadas con problemas de salud mental, lo que subraya el impacto económico de esta enfermedad.
Catalunya no es una excepción. Según datos del Departament de Salut de la Generalitat, más de 700.000 personas viven con depresión en Catalunya, la gran mayoría, mujeres. De hecho, de acuerdo con el Informe sobre la Salud Mental en Cataluña de 2022, un 18% de la población catalana declaró haber sentido síntomas relacionados con la depresión o ansiedad en los 12 meses anteriores. Además, también se registra un aumento preocupante de estos casos entre los jóvenes de 15 a 29 años, probablemente debido a la presión académica y el uso excesivo de las redes sociales, sin olvidar el impacto emocional de la pandemia.
De hecho, en el sistema sanitario catalán, la demanda de servicios de salud mental ha aumentado exponencialmente: las consultas relacionadas con salud mental en atención primaria crecieron un 20% entre 2019 y 2023. Sin embargo, los recursos disponibles siguen siendo insuficientes, con largas listas de espera para acceder a psicólogos y psiquiatras en el sistema público.
El impacto de la depresión
Es importante recordar que la depresión afecta a las personas de maneras muy diversas, pero sus efectos pueden notables si no se trata correctamente. A nivel físico, puede causar fatiga crónica, problemas gastrointestinales, debilitamiento del sistema inmunológico e incluso aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares. A nivel emocional, la depresión puede llevar a sentimientos de inutilidad, desesperanza e incapacidad para disfrutar de la vida.
Socialmente, las personas con depresión suelen aislarse de sus seres queridos y pueden experimentar dificultades para mantener relaciones personales o desempeñarse en el trabajo. En los casos más graves, el riesgo de suicidio se convierte en una amenaza real.
Es por todo esto que hablar de depresión y concienciar sobre su impacto es esencial para reducir el estigma asociado a este trastorno. A menudo, las personas que padecen depresión no buscan ayuda debido al miedo a ser juzgadas o malinterpretadas. Este estigma perpetúa el sufrimiento silencioso y dificulta el acceso al tratamiento.
Invertir en salud mental no solo mejora la calidad de vida de las personas afectadas, sino que también genera beneficios económicos. De hecho, según la OMS, por cada dólar invertido en el tratamiento de la depresión y la ansiedad, se obtiene un retorno de 4 dólares debido a una mayor productividad y reducción de costes sanitarios a largo plazo.
En definitiva, la depresión es una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo y su impacto es muy preocupante también en España y Cataluny
a. Reconocer su gravedad, invertir en recursos y romper el estigma asociado son pasos esenciales para combatir esta crisis de salud mental. No se trata solo de salvar vidas, sino de devolverles la dignidad y la esperanza a quienes viven con este trastorno.
En un mundo donde la salud mental sigue siendo relegada a un segundo plano, es nuestra responsabilidad colectiva hablar, escuchar y actuar. Porque nadie debería enfrentarse a la depresión en silencio.
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